Madre

Madre

No me digas
que estás llena de arrugas, que estás llena de sueño,
que se te han caído los dientes,
que ya no puedes con tus pobres remos hinchados,
deformados por el veneno del reuma.

No importa, madre, no importa.
Tú eres siempre joven,
eres una niña,
tienes once años.
Oh, sí, tú eres para mí eso: una candorosa niña.

Y verás que es verdad si te sumerges en esas lentas aguas,
en esas aguas poderosas,
que te han traído a esta ribera desolada.
Sumérgete, nada a contracorriente, cierra los ojos,
y cuando llegues, espera allí a tu hijo.
Porque yo también voy a sumergirme en mi niñez antigua,
pero las aguas que tengo que remontar hasta casi la fuente,
son mucho más poderosas, son aguas turbias, como teñidas de
sangre.
Óyelas, desde tu sueño, cómo rugen,
cómo quieren llevarse al pobre nadador.
¡Pobre del nadador que somorguja y bucea en ese mar salobre de la
memoria!
…Ya ves: ya hemos llegado.
¿No es una maravilla que los dos hayamos arribado a esta prodigiosa
ribera de nuestra infancia?
Si, así es como a veces fondean un mismo día en el puerto de
Singapur dos naves,
y la una viene de Nueva Zelanda, la otra de Brest.
Así hemos llegado los dos, ahora, juntos.
Y ésta es la única realidad, la única maravillosa realidad:
que tú eres una niña y que yo soy un niño.

¿Lo ves, madre?
No se te olvide nunca que todo lo demás es mentira, que esto solo es
verdad, la única verdad.
Verdad, tu trenza muy apretada, como la de esas niñas acabaditas de
peinar ahora,
tu trenza, en la que se marcan tan bien los brillantes lóbulos del
trenzado,
tu trenza, en cuyo extremo pende, inverosímil, un pequeño lacito rojo;
verdad, tus medias azules, anilladas de blanco, y las puntillas de los
pantalones que te asoman por debajo de la falda;
verdad, tu carita alegre, un poco enrojecida, y la tristeza de tus ojos.
(Ah, ¿por qué está siempre la tristeza en el fondo de la alegría?)
¿Y adónde vas ahora? ¿Vas camino del colegio?

Ah, niña mía, madre,
yo, niño también, un poco mayor, iré a tu lado,
te serviré de guía,
te defenderé galantemente de todas las brutalidades de mis
compañeros,
te buscaré flores,
me subiré a las tapias para cogerte las moras más negras, las más
llenas de jugo,
te buscaré grillos reales, de esos cuyo cri-crí es como un choque de
campanitas de plata.
¡Qué felices los dos, a orillas del río, ahora que va a ser el verano!

A nuestro paso van saltando las ranas verdes,
van saltando, van saltando al agua las ranas verdes:
es como un hilo continuo de ranas verdes,
que fuera repulgando la orilla, hilvanando la orilla con el río.
¡Oh qué felices los dos juntos, solos en esta mañana!
Ves: todavía hay rocío de la noche; llevamos los zapatos
llenos de deslumbrantes gotitas.

¿O es que prefieres que yo sea tu hermanito menor?
Sí, lo prefieres.
Seré tu hermanito menor, niña mía, hermana mía, madre mía.
¡Es tan fácil!
Nos pararemos un momento en medio del camino,
para que tú me subas los pantalones,
y para que me suenes las narices, que me hace mucha falta
(porque estoy llorando; sí, porque ahora estoy llorando).

No. No debo llorar, porque estamos en un bosque.
Tú ya conoces las delicias del bosque (las conoces por los cuentos,
porque tú nunca has debido estar en un bosque,
o por lo menos no has estado nunca en esta deliciosa soledad,
con tu hermanito).
Mira, esa llama rubia que velocísimamente repiquetea las ramas
de los pinos,
esa llama que como un rayo se deja caer al suelo, y que ahora
de un bote salta a mi hombro,
no es fuego, no es llama, es una ardilla.
¡No toques, no toques ese joyel, no toques esos diamantes!
¡Qué luces de fuego dan, del verde más puro, del tristísimo y virginal
amarillo, del blanco creador, del más hiriente blanco!
¡No, no lo toques!: es una tela de araña, cuajada de gotas de rocío.
Y esa sensación que ahora tienes de una ausencia invisible, como una
bella tristeza, ese acompasado y ligerísimo rumor de pies lejanos,
ese vacío, ese presentimiento súbito del bosque,
es la fuga de los corzos. ¿No has visto nunca corzas en huida?
¡Las maravillas del bosque! Ah, son innumerables; nunca te las podría
enseñar todas, tendríamos para toda una vida…

…para toda una vida. He mirado, de pronto, y he visto tu bello rostro
lleno de arrugas,
el torpor de tus queridas manos deformadas,
y tus cansados ojos llenos de lágrimas que tiemblan.
Madre mía, no llores: víveme siempre en sueño.
Vive, víveme siempre ausente de tus años, del sucio mundo hostil,
de mi egoísmo de hombre, de mis palabras duras.
Duerme ligeramente en ese bosque prodigioso de tu inocencia,
en ese bosque que crearon al par tu inocencia y mi llanto.
Oye, oye allí siempre cómo te silba las tonadas nuevas tu hijo, tu hermanito, para arrullarte el sueño.

No tengas miedo, madre. Mira, un día ese tu sueño cándido se te hará
de repente más profundo y más nítido.
Siempre en el bosque de la primer mañana, siempre en el bosque
nuestro.
Pero ahora ya serán las ardillas, lindas, veloces llamas, llamitas de
verdad;
y las telas de araña, celestes pedrerías;
y la huida de corzas, la fuga secular de las estrellas a la busca de Dios.
Y yo te seguiré arrullando el sueño oscuro, te seguiré cantando.
Tú oirás la oculta música, la música que rige el universo.
Y allá en tu sueño, madre, tú creerás que es tu hijo quien la envía.
Tal vez sea verdad: que un corazón es lo que mueve el mundo.
Madre, no temas. Dulcemente arrullada, dormirás en el bosque el más
profundo sueño.
Espérame en tu sueño. Espera allí a tu hijo, madre mía.

La madre, Damaso Alonso

El cambio lleva tiempo

El cambio lleva tiempo

El otro día leí, que de mayores nos hacemos lo que nos hicieron nuestros padres cuando éramos pequeños.

Y pensé, será asi? Será que la manera que tengo de actuar y de tratar(me), y lo escribo así porque de la manera que me trato a mi es la manera en que trato a los demás, es la misma que recibí cuando era niño?
Y empecé a observar(me), dejarme sentir en qué lugar estoy actualmente, no físicamente claro, sino emocionalmente, dejar que llegue a mi conciencia cómo siento que es mi vida, cómo me siento yo viviendo esta vida que tengo y cómo actúo, qué hago, cómo me trato yo a mi mismo y cómo trato a los demás. Hacia donde me arrastran las fuerzas y movimientos de mi inconsciente, que por mucho que me empeñe en que no, que no quiero esto para mí, acaba siendo, quizás por olvido de mí, el mismo agujero en el que siempre vuelvo a caer.

Y así te lo digo: SI.

Si que me trato como me trataron cuando fuí niño. Soy yo mismo el que me dejo caer en ese estado, sería antinatural recibir otra cosa distinta a la que recibí, al afecto, al trato, al cariño, a la comprensión, a la ternura, al amor del cual yo sentí que era digno de recibir. Y es que claro que no puedo tener otra cosa, porque es que soy yo mismo el que pienso eso de mi, el que me infrinjo lo mismo y me maltrato, el que me culpo y el que me abandono y el que me doy el trato que aprendí en mi propia piel. Y es que hay cosas que llevamos grabadas a fuego, hay cosas en la vida que se infiltran hasta la médula y ahí están, dando por saco una y otra y otra vez.

Me doy cuenta de ello, y lo cambio. Me quiero. Y vuelvo a olvidarme de mí. Otra vez me siento igual. Me cuesta verlo, cada vez menos, pero es como un mantra, que por suerte, cada vez dura menos. Al final llega un momento (con el trabajo) como en el que creo que yo estoy ahora, que digo YA ESTÁ BIEN, ya basta, se acabó, pasa la página, déjame en paz de una vez porque en mi vida, ahora, mando yo. Hago callar a esa vocecita que no deja de machacarme y de decir ves, si es que yo tenia razón, esto es así! Todo eso que te digo tantas y tantas veces es cierto!
Y a ésta es a la postura a la que uno llega cuando lo ha visto ya en cinemascope. Me lo he mirado del derecho, del revés, por arriba, por abajo, lo he entendido, lo he trabajado, lo he llorado, lo he pataleado, me lo he sacado de encima y el puto cabrón ha vuelto a venir. Otra vez dando por saco, otra vez el mismo sentimiento, el mismo malestar. Y es que sin querer, a veces, algunos de nosotros, nos quedamos enganchados en eso (en lo que en gestalt lllamamos una gestalt inconclusa). Una cosa que fué, y quedó abierta pero que ya no es, y que dentro nuestro sigue pugnando por cerrarse, por satisfacer eso que se necesitó en el momento original y que ahora ya no va a poder satisfacerse. Por eso se repiten los patrones, porque inconscientemente nos metemos en las cosas de la vida que nos permitan revivir esa situación que quedó abierta para poderla cerrar.

Pero bueno ya está bien, acaso voy a tener que pagar toda mi vida esto? A caso voy a tener que sentirme victima por siempre de mis circunstáncias? Es que no hay otra salida que vivir así, con esta sensación por siempre? Ya no voy a poder cerrar esa situación, porque ni soy el mismo, ni las personas con las que eso me sucedió son las mismas. Para eso me sirve la conciencia.

Y me invade un profunda compasión. Una mirada llena de ternura hacia un niño que no tuvo más remedio que el que le tocó, que no tuvo otra opción a vivir lo que vivió. Esa mirada compasiva que entiende que uno no tuvo culpa de nada, que las cosas fueron como fueron y que no tuvo nada que ver con lo que le sucedió. Y entonces me invade la paz y una profunda comprensión y cariño hacia todo mi ser. Y siento la inocencia del niño que fuí. Y entiendo mi vida, mis dificultades, perdono el no saber hacerlo de otra forma y no por ello debo castigarme.

Y es que vivir no es fácil, nadie nos ha enseñado, hemos llegdo a este mundo y nos han arrancado de nuestra madre sin tan siquiera darnos tiempo a nada, nos han lanzado a crecer en un entorno para cual no venimos preparados, un entorno lleno de amenazas para un ser tan indefenso y lleno de amor como es un niño. Nunca nadie nos dijo como enfrentar el sufrimiento, como traspasar el dolor, como amarnos de verdad. Y así es como la mayoría de nosotros vivimos, ciegos ante nosotros mismos, sin querer ver, con una cantidad de dolor guardado inconscientemente en las mazmorras de nuestro infierno deseando que no salga nunca, sin saber que eso es lo que nos va a curar, nos va a hacer crecer, madurar, te va ha hacer mas fuerte, te va a convertir, si decides confrontarlo y no te rindes hasta traspasarlo, en un individuo de verdad, uno de esos que es capaz de darse él mismo el apoyo que le hace falta en el momento en el que le hace falta, que no necesita del entorno para sentirse válido, no necesita la mirada del otro para sentirse querido, aceptado, respetado y un sinfín de cosas más porque ahora ya es capaz de dárselo el mismo, de amarse, quererse, aceptarse, respetarse, validarse sin sentirse mal por ello.

Es el camino de toda una vida el que nos va a permitir crecer y madurar, y cuanto antes empieces a hacerte consciente más tiempo tendrás para disfrutar de ti mismo.

Pensamientos y reflexiones

Pensamientos y reflexiones

Voy a utilizar este canal para compartir con quien le interese leer, algunas frases y reflexiones que van más allá del simple entendimiento mental (algunas de ellas claro) y que aunque todos las entendemos, lo realmente provechoso es permitirno ver el alcance que tiene en la vida de cada uno.

 

El mensaje viene del interior

Hay que intentar ir más allá de lo que captan nuestros sentidos

Hay que atender a cualquier simple acto de la vida cotidiana

cuando te sientes mal es cuando debes prestar más atención, en cada momento puedes encontrar la clave para conducir tu vida

nuestra naturaleza nos lleva a escapar de lo que nos duele, porque no tenemos en cuenta que el dolor está presente para enseñarnos

somos como una naranja (cáscara y pulpa)

el dolor empieza cuando nuestra cara exterior no representa nuestro interior

Puedes sentir en la misma cantidad que piensas

todas tus dudas vienen por el contacto con el exterior

no necesitas conocer el mañana para afrontarlo con confianza si estas seguro de ti mismo

la vida es sencilla y tiende al equilibrio

cada uno de tus miedos o dificultades está causado por un desequilibrio de tu infancia o adolescencia

Para curarte debes estar en el presente

si existiera la eternidad, la peor condena sería vivir siempre identificado con una sola parte de mi

la sanación viene al reconocer la resistencia, no al pelearse con ella

Brilla por favor

Brilla por favor

Nuestro mayor miedo no es que no encajemos.

Nuestro mayor miedo es que tenemos una fuerza desmesurada.
Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que más nos asusta.Empequeñecerse no ayuda al mundo.

No hay nada inteligente en encogerse para que otros no se sientan inseguros a tu alrededor.

Todos deberíamos brillar como hacen los niños.

No es cosa de unos pocos sino de todos.

Y al dejar brillar nuestra propia luz inconscientemente damos permiso a otros para hacer lo mismo.

Al liberarnos de nuestro propio miedo nuestra presencia libera automáticamente a otros»

Unas palabras de agradecimiento

Unas palabras de agradecimiento

Me gustaría acabar el año, este año 2015, con unas reflexiones personales de agradecimiento a los seguidores de este blog.

Quizás para algunos de vosotros pueda estar siendo un año difícil, o quizás para otros no tanto, para mí lo está siendo. Está siendo una etapa final llena de cambios, dudas, donde al parecer todo está dejando de funcionar tal y como lo estaba haciendo hasta ahora, donde la fuerza de la vida me está poniendo entre las cuerdas. Me está acorralando y empujando hacia algún lugar que todavía no sé. Y me permito estar en esa incertidumbre, sintiendo qué me pasa en este lugar, qué más necesito para salir de aquí. Siento que todo está muriendo, como el año en el que estamos, que está a punto de morir para dejar paso a uno nuevo. Nada parece funcionar como la ha estado haciendo hasta ahora, sin esfuerzo, todo está encallado y chirriando. Y me temo que el que está encallado soy yo.

Siento que estoy en un atolladero, un embudo, un final de camino donde no hay salida, donde sólo ya queda una decisión: Saltar al vacío, arriesgar. Y digo riesgo porque si no es con él, la única opción es seguir con lo ya conocido, con lo que está viejo y caduco en mí y lo que ya no me satisface ni me sirve. Poco a poco voy tomando conciencia y fuerza, me voy energetizando, y mis miedos e inseguridades me van martilleando. Aún y así, sé que debo seguir adelante, arriesgarme para no dejar que mi vida se convierta en la vida de un muerto viviente, encarcelado por las obligaciones y la moralidad de una sociedad que me obliga, quiero salir de la famosa zona de confort, no convertirme en un ser momificado por los miedos y por no ir hacia lo que me satisface plenamente.

En esta etapa me doy cuenta de la fuerza de la vida, y de la fuerza que puede imprimir el ser humando con su voluntad de ir en contra de la corriente, con la única finalidad de no aceptar ni soltar lo viejo, no aceptar los cambios, las pérdidas …  o simplemente por quedarse quieto y no hacer nada, que es una actitud mas en contra del avance, la no decisión ni aceptación de lo que hay y lo que nos llega a nuestra vida, que aunque no queramos y por mucho que nos pongamos de culo, la vida nos las va a poner delante sí o sí, nos pongamos como nos pongamos. No hay un camino, tú decides tu camino al caminar. Y no aceptar, es no caminar, no avanzar hacia lo nuevo que la vida nos trae.

Así pues, como dice serrat:

Caminante son tus huellas el camino y nada más
Caminante, no hay camino se hace camino al andar

Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino sino estelas en la mar

Y el camino que he empezado este año, el de llevar a cabo este blog para dar a conocer mi trabajo como terapeuta y mis ganas de ayudar a los demás, en la medida en la que pueda. Y me siento satisfecho de mis primeros pasos en este terreno y voy a ir poniendo más fuerza en ello, porque que me permitáis ayudaros es de agradecer ya que al mismo tiempo me estoy ayudando a mí. Para este nuevo año voy a ofrecer 2 grupos de trabajo, uno el de trabajo personal en grupo a través de los sueños, y otro un taller mensual de temática variada, donde ya os iré informando, os puedo adelantar que el primero será sobre el duelo y las pérdidas.

Me siento profundamente emocionado al ver que el blog recibido más de 2200 visitas en su primer año de vida, mi último post se ha visto más de 1100 veces en facebook y ya somos 90 seguidorres en mi página de facebook. UAUUUUU, y todo es gracias a vosotros. Así que una vez más GRACIAS en mayúsculas. Gracias por leer, y a los que no las hayáis leído también os doy las gracias porque se que estáis ahí.

Un fuerte abrazo, para todos, aunque no os conozca. Y una cosa más, que a mí me sirve y os la digo por si a alguien le puede servir: No hay lugar, no hay mapa, no hay ningún camino marcado, no existe sólo un camino, no hay sólo una meta, no hay sólo un objetivo, no hay un fin ni un lugar al que se debe llegar de una determinada manera. El camino eres tu. ¿Por dónde quieres caminar?¿A donde quieres llegar?¿Cómo quieres ir hacia ese lugar?¿Cómo te sientes si miras atrás y ves el camino que has recorrido?¿Te sientes satisfecho?¿Falta algo?¿Sientes que estas andando por un lugar que no quieres?¿Sientes que no estás andando?

Al igual que este año está terminando, muchos otros van a ir terminando hasta que tarde o temprano tu vida también termine. Y cuando esto suceda, porque va a suceder, qué quieres llevarte de todo lo que has vivido? Cuando mires atrás y veas el camino recorrido, ¿qué te va a quedar? El dinero no te lo vas a poder llevar, ni las casas, ni los coches, ni las cosas materiales. Lo que sí se irá con tigo es lo que puedas llevarte dentro de tí. Los sentimientos internos que tengas. ¿Quieres irte sintiendo que has echo lo que querias? ¿Quieres irte sabiendo que has demostrado lo que sentías? ¿O quieres irte dándote cuenta de que te has protegido y te has expuesto muy poco? Arriésgate en la medida que puedas, siente, expresa, ama, besa, abraza, transmite, enfádate, sonríe, pero sobretodo hazlo con conciencia y sintiendo lo que haces,  presente en cada momento.

Piénsalo… es lo que te vas a llevar!

¡FELIZ AÑO A TOD@S!

 

Invierno

Invierno

Y ya llegó. Sí, el invierno.

Ya se han caído todas las hojas, sólo queda el tronco. Toda la parafernalia que adorna al verano, la energía, las ganas de estar al aire libre, el contacto y el compartir con la gente, la luz hasta prácticamente entrada la noche, el calor, se acabo. La naturaleza va muriendo poco a poco, la oscuridad apremia, el frío nos envuelve y todo se retrae. El oso hiberna, así como los roedores, las hormigas y mucho otros insectos y animales de sangre caliente entran en un estado de letargo, inmersos en sus cuevas o madrigueras. Y como animales que somos, creo que deberíamos permitirnos el hecho de no ir contra natura.

img1Ayer entro el solsticio de invierno (21 de Diciembre) en el hemisferio norte, y con él, la llegada oficial del invierno y el día mas oscuro del año. Y es una fecha celebrada por muchas culturas, y que tiene una gran connotación simbólica y una fuerte conexión con lo mitológico y lo psicológico. Entramos en un periodo de oscuridad, de introspección y recogimiento, que permite la renovación y el posterior ascenso de la luz, siendo un ciclo normal de la naturaleza, y del cual antiguamente, el hombre sentía la necesidad de participar. Participar es dejarse entrar y caer en eso, en la oscuridad, en la introspección, en la muerte, morir para que pueda cumplir su propósito el ciclo natural de la vida. Y es que la vida, no sería vida si no hubiese muerte. Y el resurgir no seria resurgir si no resurgieramos de la muerte, por muy pequeña que sea, pero muerte.

Ésta es la que nos sobreviene ahora, la muerte simbólica, o no tan simbólica, de una etapa, que a demás coincide con la muerte o el final de un año, donde si siguiéramos al arquetipo toca la retirada, o como bien dice la gestalt en su ciclo de contacto-retirada, toca el retiro para profundizar con uno mismo, la introspección y asimilación de lo vivido, nutrirse de todo lo experienciado y poder asimilarlo de una forma sana, integrando las vivencias y poder acercarnos un poco mas a nuestra alma, y así soltar el contacto y llegar al reposo. ¿Qué hemos vivido? ¿Cómo lo hemos vivido? ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué es lo que ya no nos sirve? Y soltarlo. Quedarse con lo nutritivo y aceptar que se terminó. Y que esta etapa con todo lo que consigo ha traido, ha llegado a su fin.

Es momento de dejar partir situaciones, vivéncias, estados de ánimo, apegos, trabajos, ideas, luchas, esperas, relaciones … y aceptar sanamente ese fin, aceptar el dolor que existe en cada pequeña cosa que muere, porque no aceptar el fin de esas pequeñas cosas es lo que nos genera el sufrimiento, el dolor que sentimos al no avanzar. Porque al final la vida, el camino, es eso, avanzar, y si no avanzamos enfermamos. Y por miedo al dolor de la muerte de una situación, de un estado personal, de una relación, por no asumir ese riesgo, nos perdemos las potencialidades que se generan para nuestra vida y nuestro avance, quedándonos encallados en asuntos inconclusos.

Podemos imaginar que en el solsticio invernal nosotros también hacemos el viaje del Sol, descrito por tantos mitos, hacia el inframundo, donde muere ante las fuerzas de la oscuridad y entierra sus huesos en la tierra para luego surgir otra vez y continuar su ascenso hacia el cenit veraniego. En este proceso hay una alquimia primigenia, cuya observación nos conecta con el instinto de los animales de reservar sus energías en invierno.

El solsticio invernal es también la llegada del signo terrestre de Capricornio, que significa la paciencia, el trabajo y la preparación de la tierra para que retome las cualidades primeras que le permitirán más tarde florecer. Capricornio está regido por Saturno; es seco y frío y dominado por el humor melancólico. Es un signo y un tiempo asociados a la enfermedad y a la depresión. Pero más allá del rechazo inicial tan propio del cristianismo, donde la muerte y la depresión no tienen valor en sí mismas, este temperamento melancólico es históricamente el signo del alquimista, del laborioso y estudioso hombre que logra penetrar la profundidad del misterio. Escribe James Hillman, el psicólogo estadounidense que tomó la estafeta de Jung e hizo que su obra descendiera a lo que John Keats llamó “el valle de Forjar Almas”:

Y, sin embargo, a través de la depresión nos adentramos en lo profundo y en lo profundo encontramos alma. La depresión es esencial al sentido trágico de la vida. Humedece el alma seca, y seca el alma húmeda. Trae refugio, límite, foco, gravedad, peso y humilde impotencia. Recuerda a la muerte. La verdadera revolución empieza en el individuo que puede mantenerse fiel a su depresión. Ni extraerse a uno mismo fuera de ella, atrapado en ciclos de aliento y desesperanza, ni sufriéndola hasta que cambie, ni tampoco teologizándola–sino descubriendo la conciencia y la profundidad que quiere. Así inicia la revolución de parte del alma.

Al terminar el año suele aparecer un estado de recogimiento e incluso una depresión natural, y la entrada del planeta de la melancolía y las dificultades que deben sufrirse para crecer. Y no por ello estoy diciendo que nos apartemos de la vida o que entremos en un sendero sin vuelta atrás, sino que la conjunción de los opuestos es lo que aporta salud y bienestar, así no es de extrañar que la propia muerte aporte vida. En ese descenso a lo oscuro de uno mismo es donde florecerá la semilla de la vida, florecerá hacia el esplendor del verano germinando en un inmenso espacio vital, vacío y dispuesto a llenarse de vida de nuevo, de la alegría que aporta la luz, ya que la vida y la luz son místicamente sinónimos.

imageY aquí viene nuestra cultura con la Navidad, y quizás por esto nos adornan con infinidad de luces las calles y los árboles, porque estamos en época de oscuridad y recogimiento y a nuestra cultura y sociedad consumista le interesa que salgamos a la calle, que compremos, que estemos felices, en definitiva que no estemos en contacto con lo que de fondo se nos está moviendo.  Y digo yo, que tal si nos permitimos estar como estamos, mostrarnos tal cual como nos sentimos y dejamos de actuar como supuestamente la sociedad nos indica o como creemos que la gente va a valorar más. Que tal si nos permitimos este estado de hibernación e introspección, que tal si nos permitimos estar y mostrarnos tristes, estar con nosotros mismos, cuidándonos y dándonos el cariño y atención que necesitamos. Que tal si nos permitimos vivir nuestra vida a nuestra manera, tal y como la sentimos en cada momento? Que tal si nos permitimos la tristeza en lugar de la falsa alegría que promueve la Navidad y que no hace más que esconder una falsa felicidad y una superficialidad exagerada?

Qué tal si en estas fiestas, te permites expresar lo nunca dicho. Qué tal si te das permiso para ser como eres y actuar en consecuencia. Qué tal si en estas fiestas, te recoges con tus seres queridos y permites que te vean tal cual eres, porque así, aunque te cueste, serás mas tú, sentirás más confianza en tí y en los demás, y te sentirás más libre, ya que no deberás ocuparte de esconder nada.

La mayor parte del texto proviene de la fuente original: http://pijamasurf.com/2015/12/solsticio-de-invierno-2015-una-reflexion-sobre-la-muerte-del-sol-y-el-renacimiento-del-espiritu/