La terapia Gestalt es una terapia con un enfoque humanístico altamente efectiva y su creador, Fritz Perls, decía que es demasiado valiosa para que sea utilizada sólo para curar enfermedades, ya que representa un camino de crecimiento y desarrollo personal muy profundo y transformador y puede dar ayuda a mucha gente. Se orienta al bienestar y al servicio de la persona consultante, facilitando que pueda vivir más plenamente el presente, orientando al paciente hacia el autoapoyo y a la salud que brinda el ir acercándose cada vez más a la autorrealización y a la verdad interna.

A la terapia gestalt acuden no solamente personas en crisis sino también personas que desean mejorar su calidad de vida y conocerse más y mejor a sí mismas.

Por medio de la terapia (individual o en grupo) se da apoyo al crecimiento personal para trasladarlo a una mayor satisfacción y capacidad de resolución en la vida cotidiana. Puede ser que tras un golpe en nuestra vida nos replanteemos nuestros valores y estilo de vida, o puede ocurrir tras un suceso (la muerte de un ser querido, un divorcio, un revés económico o la pérdida de un trabajo).

El motivo que mueve a las personas a buscar ayuda terapéutica es siempre un malestar o una insatisfacción, o un estar perdido, sin recursos, que suele manifestarse a través de una variada sintomatología: ansiedad, problemas de sueño, tristeza, apatía, dolores varios, desarreglos somáticos,etc.

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La Gestalt, es una terapia humanista llamada frecuentemente “terapia de proceso” o “del darse cuenta” y conduce al descubrimiento (o darse cuenta) de patrones, valores o creencias que han dejado de ser útiles para la persona, que no se han examinado ni cuestionado durante largo tiempo ya que han sido interiorizados como verdades permanentes y absolutas.

Destramar la trama que nos hace actuar de una determinada manera no es tarea fácil. Muchas veces es dolorosa y abarca caminos desconocidos, espacios vacíos, y es el camino a seguir cuando nos hayamos con dificultades que no nos permiten avanzar.

Ante este panorama, el de destramar la trama tejida y enarbolada durante la experiencia del transcurso de nuestra vida, muchos ya prevén acertadamente la tarea que nos queda por delante: adentrarse en lo desconocido de uno mismo, ver qué es lo que tenemos dentro, mirarnos y reconocer lo que somos, y también lo que somos y no queremos ser.

Enfrentarse a esta tarea no es fácil, y no es extraño ver aparecer el miedo, las resistencias, las excusas y toda una serie de artimañanas que discursan por nuestra mente para no afrontar el dolor, para no dejarse sentir eso que todos llevamos dentro.

Pero ésta es la única forma de llegar a la libertad, de soltar amarras, de traspasar, de salir de nuestra propia cárcel interna, nuestras limitaciones inconscientes y volver a salir al mundo de una forma más clara, honesta y transparente con uno mismo, recuperar la autonomía personal. 

Descubrir estos patrones ocultos, darse cuenta de cómo es el diálogo interno y hacerse responsable de sus pensamientos, sentimientos y acciones, ayuda a darse cuenta de los asuntos inconclusos que vamos arrastrando y que nos dejan inmersos en la incapacidad de expresar nuestros impulsos y necesidades de una forma espontánea, sana y sin juicio.

 

La Gestalt fomenta el darse cuenta y el asumir la responsabilidad para con uno mismo, ser consciente y hacerse responsable de lo que uno es, habitando el presente sin ser mentalmente condicionado por el pasado y no escapar al futuro, como medida de seguridad para no ser lo que uno es ahora. Aquí y ahora.

 

Si bien es cierta esta idea de que es el amor lo que nos hace felices, lo importante no es que consigamos ser queridos, sino que logremos comprender y superar los obstáculos que nos impiden movilizar nuestro potencial amoroso.

Claudio Naranjo