Cómo actúan los mecanismos de defensa para aplacar el sentimiento de culpabilidad. Si has llegado a esta entrada directamente, quizás te interese empezar leyendo la entrada de donde deriva ésta, Sobre el sentimiento de culpa II
- Introyeccion. La asunción plena de las frases recibidas de nuestro entorno, percepciones sobre nosotros mismos y valores recibidos. Me identifico con mi propio introyecto y en mi relación con los demás no voy a permitir otros puntos de vista ni otras opiniones. Al defenderme mediante la introyección, nos descubrimos imponiendo muchas veces nuestros valores, y debido a mis defensas para proteger mi introyecto, acabo agrediendo hacia afuera, y al hacerlo, el propio acto es de culpa. Debido a mis defensas contra todo eso, aunque sea involuntariamente he causado un daño afectivo.
Nunca has sentido esa cosa forzada y casi invasiva de que al no compartir lo que tu interlocutor te está diciendo, intenta reiteradamente convencerte? hasta enfadarse contigo si no? - Proyección. Poner en el otro todo el reproche interno. Al otro se le hace daño igualmente, por muy sutil que sea, si la manera que tenemos de reprocharnos internamente las cosas la externalizamos y tratamos al otro como nos tratamos a nosotros mismos, le estamos dañando. Nunca has sentido esa cosa de que hacen juicios de valor sobre ti, que en realidad tu no sientes ciertos? Esas cosas que te ponen, generalmente suelen ser proyecciones.
- Represión. Reprime y reprime su pulsión, y cuando el exterior le moviliza, cuando ciertas cosas se mueven dentro de él, acaba abandonando, lo tira etc.
- Aislamiento. Un potencial de abandono brutal, de indiferencia hacia el otro. Es un acto de agresión brutal ya que al receptor le daña.
- Proflexión. Cuando uno es inconsciente no para de dar hasta el infinito. La verdad es que hay un dar que inconscientemente va con letra pequeña. Se da diciendo que no se espera nada a cambio, doy pero espero sin decirte el qué, qué espero de ti, porque se espera que tu tengas telepatía, porque si lo quieres lo sabrás, y lo sepas porque yo no te voy a pedir, porque pedir no se. Y cuando no recibo, el día menos pensado me llega un rencor de tres pares de narices, pero claro, el malo es el otro (no se me puede notar). Y empiezan pensamientos o actitudes como me has traicionado porque no me has dado, con todo lo que he echo por ti, esto es de sentido común, no te das cuenta, si me quisieras lo sabrias, lo habrías visto. La cuestión es que hay que aprender a pedir. Cuánto tiempo voy a estar esperando a que se de cuenta, y si no se da cuenta nunca? Todo eso va generando rencor.
- Retroflexión. Queriendo ser buen tío, aguanto y aguanto carros y carretas. Pero cuando estoy agobiado cojo y me voy (por ejemplo). En lugar de confrontar el asunto, me voy y no digo nada(es lo mas agresivo). Me castigo a mí pero también castigo al otro con mi abandono y mi indiferencia.
- Desvalorización. Los histéricos van a por la cosa y cuando la logran hay cierto contento, pero no es lo que se esperaba. Piensa, seguro que hay algo mejor. El foco es en lo que no tienen, y entonces, al que tiene al lado como lo mira?, como lo ve?, como le hace sentir la insuficiencia.
Con todo esto, sí que hacemos daño, y es, cuando nos damos cuenta, un pesar que cargamos. Paradójicamente, estas defensas que adquirimos para defendernos son agresiones que hacemos de manera inconsciente, sin darnos cuenta y con la finalidad de reprimir el sentimiento de culpabilidad, utilizamos estas defensas que lo único que hacen es dañar y mantenernos bloquearnos el contacto con nuestro propio sentir. Asumir y reparar la culpa reprimida nos permite asumir y reparar la culpa depresiva.
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